jueves, 22 de julio de 2010

La herencia de Joan d’Anguera

Dentro del panorama vinícola catalán, la DO Montsant destaca tanto por su tradición como por el avance a logradas expresiones en el panorama de la industria actual. Los romanos ya elaboraban vinos en esta tierra. Mucho tiempo después, los monjes cartujos impulsaron el cultivo en toda la comarca. Ya en el siglo XIX, los vinos de esta zona consiguieron numerosos reconocimientos en los principales encuentros internacionales de especialistas.

Desde tiempos ancestrales, en las tierras de la DO Montsant han convivido en armonía la actividad humana y el respeto al medio ambiente. La sierra del Montsant ha sido, y en cierto modo sigue siéndolo, un refugio espiritual. Prueba de ellos son los eremitas que, haciendo honor al nombre de la sierra, la han poblado desde el siglo XII.

“La DO Montsant es una denominación pequeña, donde la producción de uva oscila, en su conjunto, alrededor de los 10 millones de kilos. Las hectáreas productivas de viñedos suman unas 2 mil y el número de bodegas va alrededor de las 50. Los vinos más comunes son los tintos, elaborados principalmente a partir de las variedades tradicionales Garnacha y Cariñena, que dan unos vinos con mucho cuerpo, aptos para la crianza. Los vinos tintos de Montsant son equilibrados y aromáticos.

Por lo que respecta a los vinos blancos, las variedades tradicionales son la Garnacha blanca y Macabeo. Los blancos de la zona se distinguen por su sedosidad, su personalidad gustativa, su estructura y por sus aromas elegantes y sutiles. Los rosados ganan presencia año tras año. Resultan muy olorosos, sedosos, con aromas muy intensos de frutas del bosque.

La Denominación de Origen Montsant nació formalmente en 2002, integrada por los municipios y las bodegas que, hasta esa fecha, formaban la subzona Falset de la denominación de origen Tarragona. La DO ha vivido, desde entonces, un crecimiento espectacular. Si en el momento de su nacimiento, tenía 28 bodegas, la cifra ya supera hoy las 50 bodegas. Casi 70% de su producción embotellada se destina a la exportación, principalmente a Alemania y a los Estados Unidos, de acuerdo con datos de la misma DO.

Una de las bodegas emblemáticas de Montsant es Joan d’Anguera, pionera en el cultivo de la cepa Syrah en España. Actualmente Joan y Josep d’Anguera mantienen la tradición en la fabricación de los vinos, abriendo sin embargo el camino a nuevas expresiones.

“En Joan d’Anguera, siempre hemos entendido que solamente trabajando con el máximo respeto la tierra heredada de nuestros antepasados, podremos obtener vinos que reflejen con toda pureza la zona de donde proceden. Por eso, en nuestras viñas siempre hemos utilizado productos respetuosos con el medio ambiente.

“En este sentido, en 2009 iniciamos un proceso de conversión de nuestros viñedos en cultivo ecológico y agricultura biodinámica. Para la obtención de los correspondientes certificados, seguimos las normativas del Consell Català de la producción Ecológica y Remeter”, precisa Josep d’Anguera.

Refiere que los viñedos fueron plantados por los ancestros familiares que se establecieron en Montsant, durante 1820. Ellos fueron los pioneros, los Joan d’Anguera, quienes desde los principios desarrollaron esa mágica complicidad que une al hombre con la tierra.

“Así se entiende que en estas viñas se plantara la primera cepa de Syrah en España. Y, tal vez, por esa razón es aquí donde la historia se puede sentir. Olivos nueve veces centenarios bordean los viñedos, la grava del suelo se muestra en toda su aparente rudeza y el aire del Mediterráneo trae los aromas que las cepas atrapan y transforman en sensaciones.

“Aquí el entorno no hace concesiones a la frivolidad. Por eso hacen falta el rigor y la experiencia de generaciones para convertir diamantes en bruto en joyas líquidas, para transformar una naturaleza agreste en frutos jugosos y éstos en vinos elegantes, sedosos, inolvidables. Los valores, las raíces de la cultura familiar, están preservadas para ser transmitidas a las siguientes generaciones de vitivinicultores Anguera”, explica.

Joan d’Anguera, Planella, Finca L’Argatá, Bugader y D’Or establece el cuadro de honor vinícola de la bodega catalana. El primero es una mezcla de Syrah, Garnacha y Cabernet Sauvignon; joven pero equilibrado, impetuoso pero controlado, con inesperados tonos frutales y sorprendente suavidad. Un vino redondo, con persistencia aromática: perfecto para cada día.

En el caso de Planella, se trata de un encuentro de cepas Mazuelo, Garnacha, Syrah y Cabernet Sauvignon que, al decir de Josep d’Anguera, expresa la fuerza de Montsant, mostrando la concentración de los nutrientes extraídos de cepas centenarias, transformados en púrpura, cerezas y chocolate. Marcado por un fino especiado, tuvo un paso de 10 a 12 meses en barricas de roble francés.

Finca L’Argatá se compone de cepas Syrah, Garnacha y Cabernet Sauvignon, con un paso de 14 meses en barricas de roble francés. Expone “la armonía del terruño y el equilibrio de los componentes, sin perder potencia, carnosidad y amplitud”.

Bugader es un vino fabricado con uvas Syrah y Garnacha, con 14 meses en barricas de roble francés. Es “profundamente místico, puro Syrah, puro cuerpo. No hay más que una palabra para describirlo: magnífico”.

En el caso de D’Or es “oro líquido, con reflejos cereza, dulce con un preciso toque de acidez. Una joya. Perfecto contrapunto para un Stilton o un Cabrales. Constituido exclusivamente de Garnacha, tiene una crianza oxidativa en toneles de castaño durante 36 meses.

miércoles, 7 de julio de 2010

La leyenda de Perelada

Rubén Hernández
BARCELONA.– Castillo Perelada es buque insignia de la viticultura catalana y un sitio único tanto en el panorama del enoturismo, como del turismo cultural. Perfilado por una fortificación en la que se produce vino desde el siglo XIV, se ubica en el corazón de la D.O. Empordá, en el extremo nororiental de la península ibérica.

“El castillo de Perelada es el corazón histórico, cultural y comercial de la zona. Construido por los vizcondes de Rocabertí, se alza junto a la iglesia del Carmen y un monasterio en el que se encuentra uno de los pocos claustros góticos de Cataluña. En sus bodegas subterráneas, todavía hoy en uso, los monjes carmelitas produjeron durante siglos vino elaborado con uva procedente de los viñedos de la zona”, comenta Àngels Alfonso, directiva de la bodega.

En una tierra donde relucen las leyendas de Salvador Dalí y Ferran Adrià (tanto Figueres como El Bulli se encuentran a pocos kilómetros de esta localidad), resalta asimismo la historia de Miguel Mateu, quien compró la propiedad en 1923 con el interés de recuperar la tradición vitivinícola de la zona.

En este reducto se han producido los cavas servidos en el banquete de coronación de Juan Carlos I, así como en las bodas del rey Balduino, de Bélgica, y del príncipe Felipe y Letizia Ortiz, entre otros eventos reales.

Por otro lado, productos como el Castillo Perelada Finca Garbet han obtenido en certámenes de la talla de Iberwine puntuaciones más altas que vinos como Vega Sicilia, Único, Opus One, Penfolds Grange, Château Margaux y Almaviva.

Añade Alfonso: “Don Miguel Mateu fue una personalidad singular. Hijo del cofundador de los automóviles Hispano-Suiza, su aptitud para los negocios se compaginaba con una marcada vocación político-social, fue alcalde de Barcelona y embajador de España en Francia, además de que poseía una admirable sensibilidad por el arte y la cultura. Fue un carácter único que impregnó su manera de trabajar como elaborador de vinos.

“Perelada es un pueblo único, pues ha sabido combinar una serie de factores muy atractivos: belleza histórica, devoción por el arte y marcado carácter vinícola. Se ha orientado a la cultura del ocio de calidad. Muestra de ello es el Festival Internacional de Música, su casino, uno de los más bellos de Europa, y el club de golf Perelada, en el que se hallan un exclusivo hotel y un wine spa”, expresa Javier Suqué Mateu, heredero de la empresa.

Otros de los elementos relevantes de este acervo es el claustro gótico del Convento del Carmen, la biblioteca del Castillo, con más de 80 mil volúmenes, muchos de ellos dedicados a la vinicultura de la región, y el Museo del Vino, el cual reúne utensilios antiguos relacionados con el tema, como la tolva de recepción de uva de la bodega de los carmelitas.

“Una de mis mayores ambiciones al hacerme cargo de la bodega familiar, a fines de los 80, fue potenciar la elaboración de vinos de calidad. Queríamos demostrar que las condiciones climáticas y geológicas del Empordá eran extraordinariamente adecuadas para obtener vinos elegantes, con estructura y de marcada personalidad.

“Los vinos que presentamos son exponentes de lo mejor. En un mundo cada vez más global, las bodegas deben, en mi opinión, realizar un gran esfuerzo para conservar las características organolépticas que les han sido propias. Dicen que un gran vino es el paisaje de su país concentrado en una copa”, resalta Suqué Mateu.

El Empordá es considerado la región vinícola más añeja de la península. Los antiguos griegos recalaron en el golfo de Roses para fundar la colonia de Empúries. Una de las características geológicas más destacadas es la heterogeneidad de las tierras. En la llanura, los suelos son básicamente de origen fluvial: limo arcillosos, con arena y grava, mientras que en las laderas que la rodean hay una abundante presencia de pizarras.

LA FIGURA DE DALÍ

La historia campea en la evolución de la empresa catalana. El Roc, símbolo de los y vizcondes de Rocabertí, es también el de la bodega. Esta representación heráldica de la torre de ajedrez es un elemento constante en chimeneas, puertas, suelos y tapices; además, da título a una de sus selecciones de tintos y blancos, propios de la D.O. Cataluña.

“Uno de los momentos culminantes de la firma se dio en 1959, con motivo de la visita del presidente estadounidense Dwight Eisenhower. Miguel Mateu recibió el encargo de seleccionar un cava para la recepción. Eligió una pequeña reserva propia que tuvo éxito rotundo. De allí surgió la idea de comercializar un cava de altísima calidad que daría lugar al nacimiento del mítico Gran Claustro.

“Otro momento clave se dio en 1960, a raíz del éxito del champagne rosado de Castillo Perelada en los mercados internacionales, particularmente en Gran Bretaña. Los principales productores franceses recurrieron a tribunales para obtener la exclusividad en el uso del nombre de su zona. Lo consiguieron, por lo que desde entonces los productores de otras zonas han buscado denominaciones alternativas, como la D.O. Cava. En cualquier caso, el pleito supuso una benéfica publicidad gratuita para la bodega”, comenta Alfonso.

Cuenta que otra de las figuras cercanas a la historia de la casa es la del pintor Salvador Dalí: “En su casa de Port Lligat siempre recibía a sus invitados con una copa de nuestros cavas. El Castillo fue testigo durante años de la estrecha amistad del genial Dalí y Miguel Mateu. En colaboración con la Fundación Gala-Salvador Dalí, se creó un cava rosado en homenaje a esta relación: el Brut rosado Torre Galatea, cupaje de Pinot Noir, Trepat y Monastrell.

“La Torre Galatea, en Figueres, decorada con numerosos panes y coronada con una hilera de huevos, fue el sitio donde Dalí pasó sus últimos días. Gracias a las numerosas cartas que Dalí envío a Mateu, y que hoy se guardan en la biblioteca, se ha podido utilizar auténtica caligrafía daliniana en la botella de cava Torre Galatea. Complementan el diseño elementos recurrentes en la obra del pintor: panes, huevos y hormigas”, precisa Alfonso.

viernes, 2 de julio de 2010

El signo de Valduero

Rubén Hernández

Valduero es una de las bodegas emblemáticas de la denominación española de Ribera del Duero, y como tal, ha querido mantener en su vino la identidad de la región, ponderando el carácter de la uva Tempranillo como la esencia de esa personalidad propia, platica Alfonso González, directivo de la empresa fundada en 1984.

“No somos los más grandes, ni los más conocidos; al contrario, los García-Viadero, fundadores y propietarios de la bodega, siempre han querido mantener el espíritu familiar de la empresa. Ribera del Duero puede ser un fenómeno comercial desde hace 25 años, pero su oficio vinícola viene de siglos atrás, con los vinos que tomaban los campesinos.

“Buscamos mantener esa esencia, la manera de fabricarlos y de conservar aromas y sabores característicos. Otras bodegas de la Denominación han optado por incluir otros tipos de uvas. No digo que eso esté mal, somos bastante románticos. Lo que puedo afirmar es que el resultado son vinos para gente sensible, con una inspiración clásica y una cierta experiencia. Suiza, una nación exigente, es nuestro principal cliente fuera de España, algo que llama la atención considerando sus opciones con la Francia.

Valduero fue una de las primeras bodegas fundadas en los 80 en Ribera del Duero, dice. En esa época solo existían en la región unas cuantas embotelladoras. A pesar de tratarse de una zona vitícola de tradición, era una gran desconocida.

Con el tiempo, Valduero ha incrementado el volumen y la calidad de su producción, alcanzando en la actualidad 200 hectáreas de viñedo propio de Tempranillo, con la cual se producen Crianzas, Reservas y Grandes Reservas.

En el 2000 desarrollaron una nueva bodega con un particular diseño. El objetivo fue maximizar la calidad técnica respetando a la vez los tradicionales métodos de elaboración.

Se ha construido excavando tres túneles bajo una montaña, dedicados respectivamente al tratamiento en depósitos de acero inoxidable, al almacenaje de barricas y a botellero. Actualmente tienen un total de 3 mil 500 barricas de roble americano y con un millón de botellas en guarda.

“La mayoría de los Reserva y Gran Reserva, dice, reposan en nuestra antigua bodega durante el periodo de envejecimiento en roble. Se trata de una casa del siglo XVII, localizada en el centro de la villa, con una galería a 40 metros de profundidad y casi mil metros de longitud, donde se alinean más de mil 500 barricas en las mejores condiciones de temperatura (14º C) y de humedad (75%).

“Nuestros vinos guardan buena parte del espíritu de la tradición francesa, que a veces pareciera que se quiere olvidar, pero que ha brindado vinos antológicos. La sensibilidad y el talento de las mujeres están asimismo presentes en su hechura, lo que da por resultado vinos complejos, llenos de matices, en diálogo directo con la barrica”, dice el especialista oriundo de Ribera del Duero.

TAMBIÉN HAY RANGOS

Hoy Ribera del Duero tiene más de 270 bodegas y va para más. Las grandes empresas como Torres, Faustino, Freixenet y Codorniz han volteado la vista, con razón, hacia esas latitudes, subraya González.

“Hay una riberitis entre los consumidores, incluyendo a los mexicanos. Todo lo que suena a Ribera del Duero apunta a un consumo, del mismo modo en que hubo una inclinación por la nobleza; todo lo que sonaba a Marqueses era signo de una compra segura.

“Creo que en ese sentido, mercados como el mexicano tendrán que abrirse más a otras opciones. España tiene en México un mercado natural por la historia y el idioma y muchas bodegas de diversas regiones están tratando de abrirse paso con sus productos.

“En nuestro caso no buscamos una distribución masiva. Nuestros vinos representan una gran inversión en producto, tiempo y trabajo. No queremos que ni un detalle en los corchos los arruine. El que pide una botella de Valduero lo hace con la conciencia de disfrutar un vino espléndidamente elaborado. Nuestra exigencia llega a tal punto, que en un futuro la idea es dejar de elaborar Crianzas y dedicarnos en exclusiva a los Reservas y Grandes Reservas”.

Valduero exporta actualmente a más de 30 países en todo el mundo, concentrándose 70% de la producción en España. En 1996, la empresa inició una importante expansión hacia la Denominación Toro. Adquirió 56 hectáreas que fueron plantadas con la típica variedad tinta de la zona, Tinta de Toro.

“Queríamos consolidar nuestra oferta de vinos de calidad con una gama de vinos jóvenes que, debido a las características del suelo, clima y tipo de uva, no podemos ofrecer en Ribera de Duero”, dice González.

El resultado son vinos “atléticos”, como los describe el especialista, donde los aromas y los sabores cobran potencia en juegos que entusiasman a los paladares jóvenes, como ocurre con el Val Viadero, frutal y fresco, con un intenso color a fresa profundo y brillante, y concentrados aromas frutales; así como el Val Viadero Barrica, expresivo y complejo, con crianza en barrica que se traduce en aromas mentolados y tueste de café, en sintonía con brillante color rubí.

martes, 29 de junio de 2010

Tiene un muy buen pretexto

José Antonio Llaquet conversa en torno a su vino creado con Viñedos Azteca, en Querétaro, y su visión de la vitivinicultura en México

RUBÉN HERNÁNDEZ


El catalán José Antonio Llaquet ha sido una de las figuras protagónicas en la evolución y fortalecimiento que la industria mexicana del vino emprendió hace algunos años. Su participación como enólogo en la bodega queretana de Freixenet, junto con su esposa María Baró en el área de Relaciones Públicas, resultó definitiva en el trazo de la identidad y el carácter de la empresa, que paulatinamente cobró una jerarquía, gracias su profesionalismo y el interés por alcanzar los mejores resultados.

Aunque de vuelta ya en su país natal, Llaquet mantiene su profundo apego a México, buscando siempre, como él mismo cuenta, una razón para estar constantemente de vuelta. Ésta surgió precisamente a partir del proyecto PRETEXTO, que inició de un modo informal y entre amigos

“No fue en un principio pensado para ser un negocio, sino que se hizo para consumo personal, se hizo con todo el amor de los iniciadores porque tenía que ser el mejor vino posible. Connie y Jorge Ferreira insistieron mucho tiempo en que los apoyáramos en la creación de su vino. Cuando llego el momento de despedirnos de México para regresarnos a nuestro país, pensamos que era una manera de dejar una ligadura con México que tanto nos había dado. En una noche muy especial en el pueblo de Bernal, declarada Pueblo Mágico, nació PRETEXTO.

“La intención fue hacer un vino complejo que, como enólogo, me permitiera hacer todo lo que las Denominaciones de Origen no nos permiten. Por tanto me di el lujo de trabajar con diferentes variedades (Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc, Merlot, Malbec, Syrah y Tempranillo), mezclar en la crianza diferentes maderas de roble (americano, francés y húngaro) y por ultimo mezclar diferentes añadas, además de hacer una elaboración especial para poder extraer toda la fruta posible a las diferentes uvas”, comenta el también presidente de los enólogos de Cataluña.

CON ESPÍRITU MEXICANO

Resalta Llaquet que siempre ha defendido para México vinos afrutados, sedosos y fáciles de tomar, con unos taninos bien domados que a su paso por nuestro paladar nos dejen una sensación aterciopelada, sobretodo por las temperaturas en las que estamos es difícil soportar unos taninos agresivos.

Con respecto a la respuesta que PRETEXTO ha tenido, dice que es un vino que ha gustado y gusta, “desgraciadamente es un poco caro por todo lo que conlleva, como el aclareo y la selección de la uva en la cosecha, la premaceración en frío por más de una semana, la fermentación-maceración a temperatura controlada, las diferentes maderas de roble y la producción limitada hacen que el precio se encarezca”.

Ahora con el tiempo y debido a la respuesta del mercado, platica José Antonio, hemos decidido hacer crecer el proyecto vitivinícola de los Viñedos Azteca, hemos incorporado un socio de “números” para que nos vigile con los gastos, nuestro buen amigo José Espinoza, y yo me he incorporado como socio también para hacerlo crecer.

“Por el momento hemos acondicionado una vinícola para poder crecer controladamente. El objetivo no era hacer una nueva bodega majestuosa y cara, con la crisis en la que estamos inmersos, hemos preferido aprovechar una construcción que teníamos dentro de la hacienda.

“Diseñamos una bodega práctica y cómoda para la elaboración, con materiales propios de la zona, perfectamente orientada aprovechando la climatología del lugar y hemos obtenido una bodega sencilla y limpia, fresca de forma natural y hasta hoy espaciosa para poder crecer”, explica.

En cuanto a los productos, resalta, pienso que en este mundo hay los que crean, los que copian y los que hacen lo que pueden, por ahora nosotros queremos ser de los primeros y aprovecharnos de todo lo que se puede hacer para sacar nuevos productos que esperamos darán mucho que hablar.

“También queremos que el terreno enológico me permitan disfrutar elaborando y creando. La idea es limitar el PRETEXTO a unas 8 mil botellas que es la producción acertada para el tamaño de la bodega, e ir acompañándolo con nuevas líneas de productos hasta llegar a las 60 mil botellas”.

VISIÓN PROPIA

En torno a la más reciente añada, precisa que en general sigue la misma línea de la primera: “quizás destacaría que conseguimos una muy buena maduración en la cosecha del 2007, lo que nos da un vino más completo y fuerte, quizás a mi modo de ver un poco más masculino. Por lo mismo siento que es un vino que le cuesta abrirse y amerita concretamente esta añada 2006/2007 una decantación con un toque de aireación”.

Para mí es mi vino súmmum elaborado en México, expresa Llaquet, donde finalmente pude hacer algo propio, controlando todo el proceso desde el viñedo hasta la botella. Es un vino que creamos con una visión muy determinada y seguimos en el mismo camino, complejidad en nariz y en boca, máxima expresión de aromas de frutas, flores, esencias, especies y bálsamos, en boca sedosidad y carnosidad, que tenga una media permanencia en boca.

Con referencia a la presencia que PRETEXTO pueda tener en países como España, José Antonio aclara que la producción es muy limitada; pero las pocas botellas que han llegado a ese país han sido recibidas con gusto y sorpresa, quizás por lo novedoso de tratarse de un vino mexicano y probarse en un círculo cercano a nosotros.

VINO PARA CELEBRAR

En un momento en que las celebraciones del Centenario y Bicentenario mueve necesariamente a la reflexión sobre los avances históricos, en este caso de la industria del vino, José Antonio expresa: “Siempre he sido un acérrimo defensor de la vitivinicultura mexicana, muestra de ello fue llegar a manejar la presidencia del Comité de Promoción del Vino Mexicano (órgano de la Asociación Nacional de Viticultores). Hoy tenemos en la zona de Querétaro una muy buen oferta vínica de la cual no puedo negar que fui un gran impulsor y estoy muy orgulloso. Este corredor vitivinícola en la zona era impensable en 1997 y hoy es una realidad. Eso me da mucho gusto y lo comparto con mis socios en Viñedos Azteca”.

“Pienso que todavía queda mucho por hacer y mucho camino por recorrer, y que es una equivocación hablar de competencia entre la industria vinícola mexicana, nos falta uva y entre todos los elaboradores tenemos que potenciar la plantación de viñedo mexicano, ya que el mercado sigue creciendo”, indica.

Lo que me gustaría comentar, agrega, es que hace un par de años se nos atravesó una oportunidad de comprar unos viejos viñedos en la zona del Rousillon, en el sur de Francia, que cuando los vimos y nos dijeron que iban a ser arrancados se nos rompió el corazón y se nos agujereo el bolsillo: no tuvimos más remedio que comprar.

“La cosecha pasada fue la primera y nuestra intención es hacer un vino mezcla del vino elaborado en Francia con el vino elaborado en México, para celebrar el Bicentenario y el Centenario”, resalta Llaquet.

viernes, 21 de mayo de 2010

Priorat, una denominación de peso

De todas las denominaciones de origen españolas, quizás la más singular sea el Priorat. La razón de tal afirmación, subjetiva por supuesto, no cuestiona ni compara calidad ni fama de sus vinos a opinión del que suscribe excepcional y ampliamente merecida, si no que intenta definir de algún modo un conjunto de circunstancias geológicas, climáticas e históricas que hacen que esta denominación de origen catalana sea, cuando menos, especial.

Geológicamente, es posiblemente la única que pueda presumir de tener una uniformidad de suelos, prácticamente se puede afirmar que su delimitación geográfica responde a tal argumento. Están compuestos prácticamente en su totalidad por rocas pizarrosas, que se convierten en su principal distintivo, las llamadas “licorellas”.

Dispuestas en una orografía agreste que recibe al viajero por desfiladeros y empinadas laderas que imposibilitan cualquier otro cultivo que no sean viñedos, olivos o almendros, aferrados en cinceladas e imposibles terrazas, la mayoría de ellas ya abandonados dada la dificultad de su laboreo, pero que deleitan su visión y evocan esas épocas pasadas en que hombres y cultivos luchaban unidos contra la inclemencia de los elementos y la escasa fertilidad de la roca, para extraer un néctar que, en forma de vino o aceite, no han encontrado el reconocimiento internacional hasta finales del siglo XX, para muchos de ellos, desgraciadamente demasiado tarde.

Paralelamente a la admiración de tan hermoso y melancólico paisaje, con la simple observación de los números que arroja la estadística, el lector puede hacerse una clara idea de por que razón el autor cataloga dicha denominación de origen como singular; su extensión geográfica, abarca nueve municipios completos y algunas docenas de parcelas situadas en la parte norte de Falset.

En el año 2008 contaba con 1.767,08 hectáreas de viñedo que sustentaban las raíces de 5.026.949 cepas, buen numero de ellas centenarias, cuyas reinas indiscutibles son la garnacha con 1.980.645 vides y la cariñena con 1.029.082. La totalidad de estos viñedos produjeron 4.795.721 kg de uva, un promedio de 954 gramos de uva por cepa, que fueron recolectados por 567 pequeños viticultores y elaborados por 84 bodegas.

Muy distinto fue el panorama que encontraron los redescubridores del Priorat a su llegada a esos parajes en la década de los 80, aún siendo famosos y ampliamente conocidos por su potencia y extracción, los vinos aquí producidos eran más utilizados para dar vigor, color y grado alcohólico a caldos de otras zonas, que embotellados para el deleite de los amantes del buen vino.

Los métodos de vinificación, tampoco ayudaban mucho, pues se carecían de medios tecnológicos suficientes para obtener la finura y elegancia que actualmente los caracteriza, pues en esas épocas se primaba la cantidad más que la calidad y en los descritos suelos tal fin era poco menos que imposible, empujando a los viticultores a la ruina y abandono de sus, ahora, preciados viñedos.

Fue a finales de los 70 cuando René Barbier, descendiente de una reconocida familia de viticultores y bodegueros adquirió una pequeña parcela en Gratallops, y, junto con algunos amigos Carlos Pastrana, José Luis Pérez y Dafne Glorian, a los que posteriormente se unió Álvaro Palacios, iniciaron una aventura con más tintes bohemios que mercantiles.

Sus sistemas de elaboración fueron más parecidos a los borgoñones que a los tradicionales de la época, trabajando con ahínco la expresión del terruño y las variedades, de tal modo que los resultados aparecieron de un modo tan exitoso como inesperado; empezando por la buena acogida por parte de la critica norteamericana y que encontró, quizás, su punto culminante cuando en una subasta en la sala Christie’s de Nueva York, se subasto en enero de 1999 una botella de la Ermita de Álvaro palacios por 68.000 pesetas de la época, cuando el litro de vino apenas se pagaba a 100.

Siguieron sus caminos paralelos poniendo en el mercado los primeros grandes vinos del Priorat, Clos de l’Obac de Carlos Pastrana, Clos Mogador de René Barbier, Clos Erasmus de Dafne Glorian, Clos Martinet y Cims de Porrera de Jose Luis Perez y finalmente el quizás mas conocido de todos ellos la Ermita de Alvaro Palacios.

Todos ellos han logrado grandes triunfos y amplio reconocimiento, Clos Mogador ha sido el primero en obtener la calificación de vino de Finca, Clos Erasmus estar entre los primeros cinco vinos españoles en obtrener 100 puntos sobre 100 por Parker, Jose Luís Perez, logró aunque no sea un reconocimiento personal cuantificable, que el precio de la uva de calidad del Priorato se pagara hasta 10 veces más, con lo que queda en su haber que muchos de los viñedos condenados al olvido por baja productividad en la zona de Porrera, estén en estos momentos produciendo vinos que adornan las vinotecas más exigentes del mundo, y quizás, parte del merito que representa que se haya doblado la producción de uva en los últimos ocho años lleve su apellido.

Es sin duda La Ermita de Álvaro Palacios, el más joven de los cinco, el que se ha convertido, por meritos propios, en el icono del nuevo Priorat, vino tinto de excepcional calidad, proveniente de la viña del mismo nombre en la pequeña y casi olvidada hasta esta década Gratallops.

Uno de los puntales de su singularidad es la longevidad y complejidad que alcanzan las garnachas que la componen, obtenidas de las poco menos de 3 hectáreas de un terruño pobre y estéril de licorellas, fuerte pendiente y cepas viejísimas que garantizan bajísimos rendimientos y excepcional extracción.

La traducción en la copa, es, después de madurado en barricas nuevas de Roble, un vino, complejo, elegante, largo y expresivo, que cosecha calificaciones superiores a 95 puntos sobre 100 en todas las guías y críticas, y del que no es fácil conseguir una de las escasas 3.000 botellas que se elaboran anualmente.

Sin embargo, es posible encontrar en el mercado mexicano, grandes vinos a precios muy razonables dadas las circunstancias de dificultad en la obtención de materia prima.

Un servidor destacaría entre ellos, Solanes, elaborado por Adrià Perez, que combina la expresión y el poderío del priorat con el toque característico que sabe darle la familia Pérez a sus vinos, finura y elegancia, al igual que Martinet Brú que elabora su hermana Sara.

Ambos vinos hermanos menores de Cims de Porrera y Clos Martinet, respectivamente y herederos del buen hacer de Jose Luis Perez, en opinión del que suscribe uno de los pilares, no sólo del renacimiento del Priorat, sino de la viticultura moderna en España.

martes, 11 de mayo de 2010

Los vinos de España


Josep Baeta
España es sin duda el país vitivinícola por excelencia. No solo produce grandes vinos, de reconocido prestigio internacional, sino que es el país del mundo con más extensión de viñedo. Es también con toda seguridad uno de los países donde la propiedad de los viñedos esté más repartida entre pequeños agricultores y posiblemente donde se puede encontrar la mejor relación precio calidad.

Su variada orografía facilita la existencia de muchas y diversas zonas climáticas y microclimas lo que facilita que se encuentren gran variedad de vinos, repartidos entre más de 70 denominaciones de origen elaborados con más de 100 variedades de uva distintas, habitualmente ensambladas en los más insospechados coupages.

Aunque nos venga a la mente cuando hablamos de vinos españoles, los elaborados con la tempranillo de Rioja y Ribera del Duero (tinta fina), no es esta la más cultivada, este galardón pertenece a la Airén, una variedad blanca vendimiada sobretodo en la Mancha, que mayoritariamente se usa para la destilación y elaboración de Brandy, ni sea, quizás, la más representativa de los vinos españoles, esta distinción posiblemente corresponda a la garnacha.

La garnacha es una cepa muy extendida y popular en la zona mediterránea, especialmente en los denominados territorios de la corona de Aragón, lo que la hace también muy presente en el sur de Francia, llamada allí grenache.

Su triunfo en la colonización de los viñedos españoles, se debe a que es una variedad sufrida que soporta climatologías secas y adversas junto con su productividad y su alto contenido en azucares, lo que la convierte en una buena productora de alcohol. En un país seco donde el vino se pagaba por su grado alcohólico, eran estas unas buenas cartas de presentación. Sin embargo, la garnacha cuenta con un factor que en los últimos tiempos se ha vuelto en su contra, su poca capacidad de producir vinos de alto contenido en materia colorante, que sumado a su poca capacidad de envejecimiento de los vinos y su, otrora gran virtud, la productividad, la estaban apartando de los podios de las nuevas tendencias de los vinos de calidad. ¿Quién había oído hablar de las garnachas tan solo diez años atrás? Cuando el reinado de la cabernet sauvignon parecía indiscutible y su escudera la merlot parecía que quería reivindicarse en el terreno de los vinos amables y afrutados.

Sin embargo, en los últimos años, gracias a la aplicación de los conocimientos en viticultura a los viejos viñedos perdidos en las denominaciones de origen más recónditas y desconocidas, están apareciendo vinos que sorprenden a propios y extraños, a expertos y aficionados de un y otro lado del atlántico.

Aún con su etiqueta de variedad muy productiva y con poco color, la garnacha tiene la facultad de transformarse en una excelente opción cuando se encuentra en circunstancias especialmente difíciles, sea por altitud y contrastes térmicos (caso de campo de Borja), terrenos especialmente difíciles (caso de Priorato, Montsant o Chateauneuf du Pape). En estas circunstancias producen unos caldos difícilmente igualables por su gran expresión de fruta, potencia en boca y largo recorrido, pero sobretodo, sorprenden al enófilo por su amabilidad y su tanino elegante y suave que los hace deliciosos a todos los paladares.

Con ellos se han reivindicado las que llamamos denominaciones de origen emergentes, que no es sinónimo de nuevas, pues muchas de ellas son milenarias. Y nos referimos, como no, a zonas como Priorato, campo de Borja o Montsant. Zonas que pocos años atrás eran desconocidas incluso en España y que hoy cosechan las mejores puntuaciones de los más conocidos gurús internacionales como Robert Parker, que ha llegado a otorgar 100 puntos sobre 100 a un vino con base en Garnacha, como el clos Erasmus del Priorato, el Espectacle del Montsant exclusivamente de garnacha con 99 puntos, compartiendo puntuación con vinos tan afamados como Vega Sicilia o Pingus de Ribera del Duero, y 96 para Aquilón, primo hermano de Borsao tres picos de Campo de Borja.

Pero los más sorprendente de estas denominaciones de origen emergentes es sin duda su relación precio calidad, especialmente cuando hablamos de campo de Borja y Montsant. Dos denominaciones de origen que elaboran el vino con su variedad autóctona tradicional, la garnacha, lo que les da de antemano la ventaja de contar con gran cantidad de viñedos de más de 50 años, y por consiguiente la posibilidad de disponer de muchos kilos de excelente uva para elaborar buenos vinos a precios muy asequibles. Otro factor que contribuye a que los precios de estos buenos caldos no se disparen junto con el éxito, es que suelen provenir de las denominadas cooperativas vitivinícolas. Estas son asociaciones de pequeños propietarios de viñedos que se unen para elaborar vino con sus uvas, cansados que las bodegas tradicionales les pagaran precios paupérrimos por ellas. El resultado es el anteriormente descrito, grandes vinos a precio casi de uva.

De entre ellos, destaca Borsao en Campo de Borja, donde se elaboran vinos de excelente calidad y que llegan a México a precios que van de los 100 a los 500 pesos dependiendo del canal donde se adquieran, y que sorprenden por su gran calidad. Mayoritariamente elaborados con garnacha ya han conquistado los paladares de los exigentes vecinos estadounidenses, y paradójicamente, apenas ahora empiezan a ser reconocidos en el mercado Español, no sería aventurado asegurar que la mayor parte de su producción aún se vende fuera de su mercado natural, España, un país anclado aún por la fama de los Riojas. Sin embargo, su gran disponibilidad de buena uva propicia que se puedan producir a gran escala sin mermar su calidad, por lo que la creciente demanda en España y otros países europeos, no parece pronosticar una subida de precios en los próximos años, por lo que los ciudadanos de a pié nos podremos permitir algunos años más el placer de disfrutar de tan fantásticos caldos.

Sin duda, su producto estrella es Tres Picos, sin embargo llegará en breve al mercado Mexicano un nuevo producto con más carácter de vino del nuevo mundo que de su zona originaria, el llamado Bole, se prevé que va a ser una auténtica bomba, tanto por su precio como por sus cualidades, su primera producción sorprendió incluso a sus propios creadores al agotarse en pocos meses.

Por contrapartida, uno de los mejores vinos que elaboran, con mejor relación precio calidad según la opinión del que suscribe, el Borsao Crianza Selección, es posible que deje de producirse y ceda su espacio a otro producto más al gusto de los mercados anglosajones, que por el momento, son los mayores consumidores de estos excelentes caldos. Vale la pena disfrutarlo mientras aún quede alguna botella en México.

Otra bodega a destacar entre los vinos emergentes en el mercado español, es Perlat, de la denominación de origen Montsant. Un excelente monovarietal de Garnacha de gran expresividad aromática y como no, de una sorprendente amabilidad en boca, que combinada con su potencia gustativa va a ser la gran revelación del vino en México, donde llegará en los próximos meses. Ya está siendo en España la revelación del 2010, como el más representado en las cartas de los restaurantes y de los más demandados en vinotecas y tiendas departamentales. La razón es que, como en el caso de Borsao, su precio es muy popular y asequible, y ha sabido darse a conocer en los mercados más entendidos y conocedores, a saber, Barcelona y Madrid en España, Bélgica, Holanda y Alemania en Europa, Japón en Asia, Estados unidos y ahora México en America.

martes, 4 de mayo de 2010

Al encuentro de sidras Premium

Alberto Fuentegris

Expresión del oficio artesanal en la elaboración de sidra, la casa poblana Copa de Oro ha sido nominada para recibir el premio anual de la Fundación de la Sidra, otorgado por asociaciones de productores de esta bebida, en Asturias, España.

En exclusiva para lectores de Barrio, la empresa fundada en 1936 presenta sus sidras premium Reservas Especiales tipo champagne Renetta y 25 Aniversario, con un añejamiento de tres años.
En 1908 en San Andrés Calpan, Puebla una población a 30 kilómetros de la capital del estado, Ramón Blanca Amador inicia una actividad industrial con la fabricación de aguardiente y posteriormente la de refrescos de la marca Actiopa. Pero es precisamente hasta 1936 cuando se inicia una nueva industria al fabricar la sidra Copa de Oro, bajo la razón social "Ramón Blanca Amador" siendo su primera producción en temporada navideña de tan sólo 50 cajas de 12 botellas.

A partir de 1959 y hasta 1988, Juan Blanca Espinosa dirigió la empresa, ya bajo la denominación Bodegas Copa de Oro, logrando un mayor crecimiento y la elaboración de nuevos productos.

Bodegas Copa de Oro está reconocida como la planta más moderna de Latinoamérica. Cuenta con una capacidad instalada de molienda para procesar hasta 120 toneladas de manzana por día, así como para almacenar 3 millones de litros de sidra.

Responde correctamente la siguiente trivia y gana una de las 15 invitaciones dobles para asistir a la cata que se realizará el próximo 12 de mayo, a las 19:00 horas, en el restaurante Tinto Bistró, ubicado en Homero 428, col. Polanco. Tel. 5255 3668 y 5250 6275. Cuenta con valet parking.

¿Con qué ingrediente se fabrica la sidra?

¿En qué año se fundó la empresa Copa de Oro?

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