viernes, 30 de abril de 2010

Difunden la nueva era del vino francés

Dentro de la nueva oleada del vino francés en México, proyectado hacia el reforzamiento de los mercados y la conquista de nuevos segmentos de consumidores, la joven empresa Francia Millesima ha realizado una intensa labor de promoción, sustentando su esquema en grandes vinos de las denominaciones emblemáticas, pero con un lenguaje dispuesto a abrir un panorama más amplio sobre el tema, tanto a los consumidores finales, como a los responsables de comercializar estos productos en los diferentes foros.

“Originarios de Burdeos, capital mundial del vino, deseamos desarrollar y favorecer el consumo de vinos franceses en México y compartir nuestro patrimonio y nuestra cultura del vino con los mexicanos. Nuestra finalidad es promover la imagen de los vinos franceses, así como dar a conocer los valores y beneficios del vino en este mercado prometedor donde el consumo se encuentra iniciando su crecimiento”, expresa Grégori Rauzy, protagonista de este proyecto comercial junto con Grégory Mercier-Micheletti.

Trabajamos directamente con numerosos castillos y productores, agrega, en particular de la región de Burdeos; pero también de otras regiones con reconocimiento internacional como Borgoña, Champagne, Alsacia y Provence, entre otras, así como con distintos negociantes.

La intención, refiere Rauzy, es definir todo un marco de formación e información con relación a las distintas bodegas y regiones, favoreciendo el intercambio de ideas a través de catas y reuniones.

“Iniciar y descubrir los vinos de un castillo, de una tierra, de un tipo de uva son valores esenciales para apreciar un vino y conocer sus características particulares. Para ello contamos con distintas fórmulas, como sesiones que van de una hora hasta mediodía, con el fin de dar una apreciación de las especificaciones de vinos franceses, sorprender al consumidor y familiarizarlo con el mundo del vino.

“Estas degustaciones pueden llevarse a cabo en lugares como un domicilio particular, con motivo de un aniversario o un evento especial; o directamente en tiendas y puntos gastronómicos como restaurantes, bares u hoteles”, puntualiza Rauzy.

En Francia competencia

En el marco del reciente encuentro “Todo Bordeaux en el mismo salón”, realizado en su segunda edición en el Hotel Sheraton María Isabel, Rauzy comenta que los vinos de esa región, en relación con los del resto de Francia, son de los más conocidos en México.

“A veces, sin embargo, es difícil encontrar un buen vino de Burdeos a buen precio. Hay mucha gente que piensa que un vino de Burdeos barato es malo y que para ser bueno tiene que ser caro. Eso es totalmente falso: puedes encontrar vinos de Burdeos a precios muy accesibles. Lo que ocurre es que muchas veces los vinos de Francia, frente a los vinos de Chile o Argentina, no tienen tanta promoción. Por ello el propósito, uno de nuestros principales objetivos, es hacer una difusión de los vinos de Francia en general, para aumentar el consumo.

“El consumo ha aumentado cada vez más entre los mexicanos, les gusta cada vez más consumir vino. En Francia, España e Italia, por ejemplo, tenemos una cultura del vino. Aquí se trata de algo nuevo, pero existe una gran inquietud de la gente por conocer cada vez más”, destaca.

Grégori indica que Burdeos es reconocido por sus vinos de alta jerarquía, como los Grand Cru; sin embargo es importante que se conozcan vinos más modernos, ya que en ocasiones sólo llegan etiquetas de vinos muy tradicionales.

Precisa que los vinos franceses en su mayoría son mezclas, son ensamblajes de dos, tres, hasta cinco tipos de uva diferentes, como Merlot, Cabernet, Cabernet Sauvingnon, entre otras.

“Cada tipo de uva tiene características propias que se complementan entre sí, ya que cada una tiene diferente suelo, clima y terruño; por eso son vinos reconocidos por su calidad a nivel mundial, además de que tienen mucha tradición, también en el vino hay historia, ya sea la historia de un castillo o del mismo terruño”.

lunes, 26 de abril de 2010

Un brindis por Cataluña

Rubén Hernández

VILAFRANCA DEL PENEDÉS, España.- A la par de otras Denominaciones de Origen (DO) españolas, las 11 comprendidas en la región de Cataluña han emprendido un esfuerzo por abrir y cimentar mercados en territorio mexicano. Añadamos que si bien su avance ha sido más pausado que, por ejemplo, Rioja o Ribera del Duero, los catalanes han emprendido importantes labores. Muestra de ello es el Día del Vino Catalán, realizado anualmente en la Ciudad de México. Este año va por su cuarta edición, anticipando seguir con el índice progresivo en asistencia de ponentes y visitantes.

De igual modo destacan los convenios de cooperación entre la Asociación Mexicana de Sommeliers, el Instituto Catalán de la Viña y el Vino (INCAVI), dependiente del Gobierno de la Generalitat de Cataluña, y la Asociación de Sommeliers de Barcelona, sin olvidar desde luego la participación de las diversas bodegas catalanas. Desde hace dos años, los ganadores del Concurso Nacional de Sommeliers y del Joven Sommelier Mexicano tienen como premio un viaje a Cataluña para visitar algunas de las bodegas más representativas de las distintas DO de la región y adentrarse en las particularidades de los terruños poseedores de impresionantes cepas autóctonas. Sommeliers como Sergio César Ibarra, ahora al tanto de la cava del Thai Gardens, y Claudia Juárez Treviño, de Casa Madero, han sido merecedores de este estímulo.

Universo propio

Con 11 denominaciones de origen (D.O.) y una diversidad de suelos y microclimas donde los sistemas de cultivo por terrazas predominó durante siglos, la industria vinícola catalana es un mosaico de expresiones donde a la par de los grandes consorcios como Freixenet, Torres y Codorniu, trabajan afanosamente una serie de pequeñas y medianas bodegas, varias de ellas con presencia en México, que producen vinos con identidad propia. Los contrastes de historias y procesos no dejan de ser significativos, como el caso de Parxet, bodega situada en la D.O. de Alella, donde la producción está enmarcada por un perímetro urbanístico en el que, como dice Mont Valera, directora de Exportaciones, “conviene más sembrar residencias que vides”.

En un sentido casi opuesto están los vinos del Priorat, donde casas como Pinord, en un contexto más rural, desarrollan cultivos biodinámicos de las vides, haciendo incluso de los ciclos lunares un factor esencial en la labranza, a la manera de las culturas antiguas. “Es algo más allá de la ecología, es adentrarse en los secretos de la naturaleza y buscar la armonía con la tierra. Hay que mantener y ayudar a la naturaleza”, dice Joseph Ma. Feitas, directivo de la bodega.

Cataluña comprende asimismo la D.O. genérica de Cava, siendo productor del 98% del total que se produce en España de esta bebida. Sin embargo la pasión vinícola va más allá del espumoso, y de un lado a otro de las D.O. rebulle el interés por la búsqueda y la experimentación con uvas locales, como la Samsó y la Trepat, en tintos; así como la Xarel-lo y la Picapoll, en blancos. Delfí Sanahuja, enólogo de Castillo de Perelada, en Empordá, es ejemplo de esta generación de renovadores; al igual que Joan Soler, de Masies d’ Avinyó, en la de D.O. de Plan de Bages, quien después de acontecimientos históricos como la filoxera, y más recientemente la crisis textil, piensa que “hay que dejarse llevar por la sabiduría de la tierra y confiar en la respuesta que las distintas variedades de uvas van dándonos”.

Hasta el corazón

La vinicultura no es sólo una labor económica para los catalanes, es un enlace con la naturaleza y con los hombres, como indica Xavier Pié, presidente de la D.O. Cataluña. “Hemos aprendido a ser innovadores, modernos y flexibles; pero no perdemos de vista la tradición de nuestros abuelos, y que detrás de una botella no hay sólo una viña, sino personas. De ahí nuestro interés por mejorar los precios de la uva, siempre en la sintonía de obtener mejor producto”.

“La calidad se distingue como una de las preocupaciones actuales de los vinicultores; si tienes una estupenda uva tienes resuelto mucho más del 50% del reto. Pero lo más delicado viene después. Te das cuenta que incluso ya no sólo es cuestión de elegir barrica de roble francés. Tienes que adentrarte incluso en quién hace la barrica, de que bosque proviene la madera, cuándo se hizo. Son detalles que marcan en definitiva el resultado final”, precisa la enóloga Isabel Marza, de Castell del Remei y Cérvoles, en Costers del Segre.

“El vino de Cataluña no va solo”, resalta Antoni Casablancas, director general de Clos-Montblanc, en Conca de Barberá, una D.O. de clima severo y contrastante. “Queda claro que metemos el paisaje en cada botella de vino. No sólo vendemos vino, ponemos el espíritu de una bodega. Eso es lo que proyectamos internacionalmente”.

Por su parte Marcel Gabarró i Casanovas, del INCAVI, advierte: “Trabajamos muy duro a favor de nuestros vinos. Es un camino en el que hay mucho que hacer para abrir mercados y creo que en ese sentido podemos hacer mucho con México en una relación de ida y vuelta, donde ambos obtengamos buenos resultados. Es lamentable que por razones culturales España sea un mercado difícil para los catalanes”.

Factores como éste han determinado como Piñol, en la D.O. Tarragona, hayan expandido increíblemente su mercado a ultramar, teniendo prácticamente el 90% de su mercado en países como Finlandia, Hong Kong, EU, Japón y Alemania.

“Han pasado los tiempos de las bodegas donde se despachaba vino a granel. Nosotros mismos somos ejemplo de una empresa familiar que ha tenido que modernizarse y adquirir tecnología. En nuestro inmueble aún pueden distinguirse las huellas de los pequeños negocios que existía hace una veintena de años”, dice Josefina Piñol, cuyo L’Avi Arrufí 2005 Tinto goza de 91 puntos en la Guía Peñín.

El interés por redimensionar la actividad toma diversos frentes. Terra Alta, una D.O. surgida a inicios de los 80, trabaja no sólo en la optimización de sus vinos, sino también en consolidar su concepto de ecoturismo, a través del establecimiento de un museo del vino y la definición de La Ruta del Vino, que quedará cimentada en 2009, como advierte Jaime Martí, secretario del Consejo Regulador.

“Hay una inmensa tradición, pero no podemos pasar por alto la necesidad de estar actualizados. Empresas como Freixenet y Torres cuentan con sus propios centros de investigación; pero hay otras bodegas que no pueden hacerlo. De ahí la importancia del INCAVI en la difusión de tecnología, la investigación y el desarrollo de acciones estratégicas que permitan la sustentabilidad y nos lleven, como lo esperamos, a una verdadera definición de una viticultura ecológica”, precisa Gabarró i Casanovas.

Vinos con historia
Aspectos relevantes en torno al surgimiento y el desarrollo de la vitivinicultura en Cataluña

· El vino forma parte de la cultura, la tradición y el paisaje de Cataluña desde hace más de 2 mil 300 años.

· La vid llegó por el Mediterráneo de la mano de las civilizaciones griega y romana a través de Empúries y Tarraco. El vino catalán alcanzó una gran notoriedad durante la época del Imperio Romano y su producción llegó a ser muy apreciada.

· Desde entonces, las cepas, las viñas, las bodegas y el vino han configurado el entorno, convirtiéndose en protagonistas de nuevas formas de comercio, desarrollo cultural y cohesión social.

· Los siglos XII y XIII fueron testimonio del resurgir de la viticultura y la enología gracias a monasterios como el benedictino de Sant Pere de Rodes, los cistercienses de Poblet y Santes Creus y el cartujano de Escala Dei, que contribuyeron a la aclimatación de algunas variedades de cepas, que actualmente son la madre de grandes vinos, y al desarrollo de una cultura que no ha cesado de prosperar.

· En los siglos XVIII y XIX el cultivo de la viña se convierte en uno de los principales motores de la economía del país, con una fuerte demanda de los vinos y aguardientes catalanes en América y el resto de Europa.

· Tras el desastre que significó la plaga de la filoxera, Cataluña experimentó un nuevo despertar vitivinícola durante el primer tercio del siglo XX a través del cooperativismo agrario.

· Los arquitectos modernistas construyeron la imagen monumental que necesitaban las bodegas cooperativas, denominadas “catedrales del vino”, para simbolizar el renacimiento de la agricultura.

· En la actualidad, la viticultura catalana se encuentra en el mejor momento de su historia, con un poderoso sector vitivinícola, líder en la producción de vinos de calidad en todo el Estado español, cuya experiencia, maestría y buen hacer sitúan a los vinos catalanes entre los mejores del mundo.

Una forma de vida
· El vino y el cava representan el tercer sector más importante de la industria agroalimentaria catalana, con unas ventas netas que superan los 1.100 millones de euros anuales. Por lo que se refiere al comercio exterior, Cataluña exporta por valor de 450 millones de euros, fundamentalmente a los países del resto de Europa, Estados Unidos y Japón.

· El sector del vino en Cataluña tiene una estructura muy sólida y competitiva, con 17 mil 221 viticultores, 545 bodegas embotelladoras, y para el que trabajan un conjunto de más de 22 mil personas, ya sea en los viñedos, las bodegas o en el sector servicios.

· Es preciso destacar el incremento de la superficie de viñedos inscrita en las denominaciones de origen, que responde al incremento de la calidad de la uva producida en estas zonas. La superficie inscrita es de 77 mil 257 ha.

· La producción de vino calificado es de 1,450,179 hl. En este sentido, también se debe tener en cuenta la producción de 1,609,020 hl. de vino para cava, por lo que la producción total de vino calificado en Cataluña es de más de 3 millones de hl.

Fuente: INCAVI

viernes, 16 de abril de 2010

Siguen subidos en la nave del éxito

En 2009 Cvne, la bodega emblema de vanguardia en La Rioja, cumplió 130 años de historia, con un legado que incluye un edificio diseñado por Gustave Eiffel

ALBERTO FUENTEGRIS


Cvne es sin duda uno de los emblemas de los vinos riojanos: manifiesto de carácter y oficio, así como presencia definitiva en la evolución de una Denominación de Origen Calificada (DOC) que ha sabido incorporarse a las formas de la modernidad.

Fundada en 1879, la Compañía Vinícola del Norte de España (CVNE) se ha distinguido, como advierte el crítico español Fernando Point, “como una de las pocas casas riojanas que nunca han traicionado el culto a la buena materia prima, ni la gracia inicial de sus caldos con crianza insensatas”.

Víctor Urrutia, delegado consejero de la empresa pilar del movimiento vinícola en La Rioja, destaca la importancia de mantenerse como una bodega de tradición, pero muy atenta a incorporar procesos que exalten aún más sus signos distintivos.

El proceso de elaboración del vino se sigue cuidando con la misma dedicación con que se hacía en los primeros años de vida de la compañía fundada por los hermanos Raimundo y Eusebio Real de Asúa. Se cuida desde el principio, desde que la uva está en la cepa hasta que el vino descansa ya en botella.

ESTRATEGAS DEL VINO
Cvne mantiene su emplazamiento original en el Barrio de la Estación de Haro, cuna de las bodegas de Rioja Alta, tierra conocida por elaborar vinos finos y elegantes; así como con un contenido alcohólico moderado.

Urrutia destaca que en la actualidad Cvne cultiva la mitad de la uva necesaria para su producción, mientras que el resto se adquiere de agricultores de La Rioja. De los viñedos de Rioja Alta surge la gama Imperial, que desde su primera aparición en los años 20 son el buque insignia.

También se elabora en esta bodega la línea de vinos fundadores: el Cune Clarete, hoy definido como el Crianza, así como el Cune Reserva; además de los emblemáticos blanco y rosado. Además es cuna del Monopole, blanco seco; y del blanco semidulce Corona.

En la zona de Villalba, Cvne posee viñedos con mas de 40 años de los que se obtiene la uva para la elaboración del Real de Asúa, que surgió nació en 1994 como homenaje a los fundadores de la compañía y que se elabora prácticamente de forma artesanal.

MUCHO CORAZÓN Y MÁS CEREBRO
Precisamente fue una de las primeras bodegas riojanas que incursionó en el embotellado. “En 1900 ya tenía una capacidad de envejecimiento extraordinaria: 80 mil botellas, algo poco habitual en una época en la que lo normal era despachar el vino lo antes posible. Actualmente el embotellado es un proceso que seguimos privilegiando”, advierte Urrutia.

Los descendientes de los fundadores trabajan activamente en esta empresa que ya llega a su quinta generación, manteniendo, como dice el especialista, la filosofía de investigar nuevas posibilidades en la crianza del vino y buscar la modernización en los procesos de producción y elaboración.

“En una de nuestras bodegas, Contino, incluso hemos incursionado en el rescate de la variedad de uva Graciano, que actualmente empleamos de un 10 a un 15% en todos los vinos criados en esta bodega. Siempre hemos visto un poco más allá de lo inmediato. En el siglo XIX recurrimos al pasteurizador Malvosin, el primero en España, y que nos situó a la vanguardia de las tendencias enológicas de la época.

“En la década de los 40, en el siglo pasado, volvimos a situarnos a la vanguardia con la primera gran nave de vinificación de cemento de La Rioja, El Carmen, que después fue copiada en numerosas ocasiones. Más tarde, en los 80, inauguramos El Pilar, la primera nave de tamaño medio de vinificación no agresiva en el transporte del mosto. Éste viaja en unos depósitos de acero inoxidable que se elevan mediante una grúa para dejarlo caer a su depósito de fermentación por gravedad, sin que haya que usar bombonas de impulsión ni tuberías. Actualmente es un concepto extendido a muchas bodegas, pero entonces fue una auténtica revolución”, precisa.

Se trata de una técnica que los iniciadores aprendieron del mundo del perfume, la adaptaron al vino e incluso fue copiada por las bodegas francesas.

LA HERENCIA DE EIFFEL
Como parte de esta secuela de innovaciones, en 2004 se inauguró la bodega Viña Real, una pieza maestra del arquitecto francés Philippe Mazieres y dotada con instalaciones de avanzada. Está formada por una gigantesca tina dividida en dos pisos; en el superior se encuentra la nave de vinificación que emplea la tecnología de punta, como puede notarse en su tolva vertical, primera y única en España hasta ahora, así como la espectacular grúa central.

Entre las recuperaciones relevantes en la historia de la bodega está el pabellón que los hermanos Real de Asúa montaron para la elaboración de vino, a finales del siglo XIX. El espacio ha sido remodelado y modernizado en algunos puntos para servir de puerta de entrada para turistas e invitados. La nave fue diseñada por Gustave Eiffel, el mismo responsable de la Torre que lleva su nombre en París, y abraza una caja irregular de hierro donde se ha habilitado una sala de catas, la nueva tienda y un espacio para celebrar exposiciones, poniendo al “descubierto tesoros escondidos y el valor de los elementos que conforman la cultura del vino”, como explica Pedro Sanz, presidente de La Rioja.

“Eiffel tardó 17 años en construirla y fueron los fundadores, que eran unos avanzados, quienes conectaron con él. La nave es de esas cosas de las que te olvidas y, de repente, dices, ¿pero cómo es posible que tengamos esto aquí y no lo enseñemos?”, comenta Urrutia.

Lo más relevante es el techo de la nave, de gran altura y que contiene una serie de cerchas que soportan toda la estructura del edificio sin necesidad de usar columnas, lo que supuso una revolución del espacio.

Urrutia apunta que la bodega es testigo de tres siglos de historia de La Rioja, pero que nunca había sido presentada en su conjunto. La recuperación se engloba dentro del proyecto “Aldea del Vino” que pretende crear un espacio dinámico para desarrollar actividades en torno al producto y mostrar al público el pasado y el presente de una bodega.

“La idea esencial es facilitar a los turistas la visita y poder combinar la producción con la apuesta por el ecoturismo. Son varios edificios, alrededor de un pequeño jardín, las naves históricas de las bodegas, que recogen la naturaleza y el sentido de fiesta pagana que tiene el vino”, precisa Urrutia.

miércoles, 14 de abril de 2010

Las mujeres ya no son como antes

María Martínez Sierra, enóloga de bodegas Montecillo, en Rioja, y pieza estratégica en la jerarquía que la Casa Osborne mantiene en el panorama del vino español, forma parte de una generación de mujeres que aprendieron a luchar e imponerse en un mundo machista.

ALBERTO FUENTEGRIS


“Yo no sé como sea en México, pero en España las mujeres han perdido ese ímpetu, no luchan. Quieren una vida fácil y un marido que les resuelva la vida. También es algo que tienen los hombres, nada más que les resulta un poco más difícil que se consigan una mujer que los mantenga, aunque sucede”, comentaba con humor en una de sus recientes visitas a México.

“Soy la reina de Osborne”, exclamaba con pleno desenfado. El título honorario no le queda grande, y se lo ha ganado a pulso, desde 1975, cuando ingresó a las filas de la empresa famosa por sus brandies de Jerez, pero que cuenta también con estas bodegas establecidas en 1874. Bajo las directrices de María, “riojana de pura cepa”, Montecillo ha brindado a los Osborne las satisfacciones que tal vez los brandies no ofrecen tan de continuo, a pesar de su estupenda factura. Los blancos y tintos de Montecillo mantienen una jerarquía en España, además de su papel preponderante en mercados como el de Canadá, Estados Unidos y el norte de Europa.

“México ha evolucionado increíblemente en su cultura del vino, con relación a mi primera visita, hace poco más de 10 años. La gente está más enterada y pregunta más en cuanto a detalles en los procesos. La primera vez que vine y di una conferencia, tuve que ser muy específica en que hablaría en torno al vino, producto de la uva, ya que incluso me encontré con que la gente entendía por vino a cualquier tipo de bebida alcohólica, a excepción de la cerveza”.
ACABAR CON LOS ADVENEDIZOS

Rioja fue la primera región en España designada como Denominación de Origen Calificada, la calificación más alta en la regulación hispana del vino. La preferencia en México por los vinos riojanos se remonta a ya varias generaciones y los productores de aquella región lo saben, haciendo de nuestro país uno de sus espacios estratégicos de promoción y venta.

“Sin embargo la calidad es la que tiene que imponerse, porque son precisamente los vinos de mala factura los que hacen mucho daño, tanto a los consumidores, como a la industria misma. Ahora mismo vivimos una crisis que está dejando fuera a los advenedizos, a las malas bodegas.

“La moralla se está haciendo a un lado. Podemos decir que en el término de los últimos años, la cantidad de productores ha crecido enormemente, pero no así en el caso de los que hacen excelentes vinos. Es la base de la pirámide la que únicamente se ha ensanchado. Es lo puedo asegurar sin duda alguna. Hay más vinos sin defectos, pero no necesariamente son vinos buenos”, comentaba la especialista.
ORGULLO RIOJANO

En el caso de Rioja hablamos de la zona vinícola por excelencia de España, decía Martínez Sierra. Obviamente la importancia que reviste en el mercado ha provocado que se propaguen leyendas negras. Lo que puedo decir es que es una región que se ha profesionalizado al máximo en función también de la incorporación de la tecnología; esto ha dado por resultado un mayor control de la producción.

“Siempre se habla de la importancia de la relación precio-calidad, continúa. En el caso de Montecillo, la calidad siempre está por encima del precio. Además de que tengo la certeza de que no tenemos un vino malo, o un año mejor que otro. La razón es muy simple: si la Tempranillo o la Viura, en el caso de tintos o blancos, no brindan las condiciones requeridas, sencillamente no se produce el vino.

“Así de sencillo. No estamos para experimentar o producir vinos mediocres. Anteriormente contábamos con viñedos, pero convencí a los Osborne que dejáramos de producir uva. Ahora todo lo compramos, y precisamente por esa razón no estamos obligados a producir vino de forma obligada”, dijo.
A BRAZO PARTIDO

Insiste que la crisis económica, la más fuerte que ha vivido España en la era reciente, ha servido para poner el claro la fortaleza de las empresas. En el caso de Osborne, “empresa netamente española”, se hicieron inversiones por más de 6 millones de euros en modernización y la construcción de una nueva nave acorde con las necesidades actuales.

Apunta que del mismo modo han sido pionero en la cuestión ecológica, implantando el reciclaje de agua en 1993, cuando aún no se hablaba tanto de los aspectos ambientales.

“Siempre hay una doble moral. Muchos hablan del tema, pero pocos lo llevan realmente a la práctica. Ha sido una inversión muy fuerte y hay que responder a la confianza, pero tenemos claro que sólo la actualización puntual y la confianza en la calidad puede mantenernos vigentes. Creo que países como España entendieron hace algunos años el valor de la calidad, desgraciadamente los productores del Nuevo Mundo, con sus chips y la tecnología en función de una mayor ganancia económica, obligaron a muchos a entrar al juego del vino barato y redituable, con tal de no quedar fuera de los mercados.
SALVAR A JEREZ

Frutalidad y los acentos de las barricas de roble francés fabricadas por la propia bodega son elementos distintivos de los vinos Montecillo, al decir de la propia María, quien destaca además las virtudes de sus productos para el tiempo de guarda.

“Además me enorgullezco de decir que su carácter y su cuerpo son sensacionales con la comida mexicana, una cocina que, por otro lado, adoro. Me queda claro que los Montecillo nunca quedarán mal con la comida especiada, con moles y pipianes”, precisa.

La labor estratégica de Martínez Sierra en la proyección de la bodega riojana ha sido punto modular para que desde hace algún tiempo sea también parte estratégica en el proyecto de redimensionamiento del segmento de los brandies de Jerez, que vivió un letargo y agudizó su crisis con el avance de brandies producidos por bodegas de otras regiones, como la casa Torres.

“Es una labor que la familia Osborne me ha confiado y en el que trabajo de cerca con el Consejo Regular de Brandy de Jerez. Hay que trabajar mucho y partirse la cara, pero es algo que siempre he hecho. Es algo que queda claro de mi labor en Rioja. No me gusta faltarle al respeto a la gente, pero tampoco me gusta que me lo falten. Sólo creo en el trabajo y me queda clara la convicción de que quiere que cuando me vaya de la empresa las cosas sean tan buenas y mejores que en el momento que llegue”.