viernes, 2 de julio de 2010

El signo de Valduero

Rubén Hernández

Valduero es una de las bodegas emblemáticas de la denominación española de Ribera del Duero, y como tal, ha querido mantener en su vino la identidad de la región, ponderando el carácter de la uva Tempranillo como la esencia de esa personalidad propia, platica Alfonso González, directivo de la empresa fundada en 1984.

“No somos los más grandes, ni los más conocidos; al contrario, los García-Viadero, fundadores y propietarios de la bodega, siempre han querido mantener el espíritu familiar de la empresa. Ribera del Duero puede ser un fenómeno comercial desde hace 25 años, pero su oficio vinícola viene de siglos atrás, con los vinos que tomaban los campesinos.

“Buscamos mantener esa esencia, la manera de fabricarlos y de conservar aromas y sabores característicos. Otras bodegas de la Denominación han optado por incluir otros tipos de uvas. No digo que eso esté mal, somos bastante románticos. Lo que puedo afirmar es que el resultado son vinos para gente sensible, con una inspiración clásica y una cierta experiencia. Suiza, una nación exigente, es nuestro principal cliente fuera de España, algo que llama la atención considerando sus opciones con la Francia.

Valduero fue una de las primeras bodegas fundadas en los 80 en Ribera del Duero, dice. En esa época solo existían en la región unas cuantas embotelladoras. A pesar de tratarse de una zona vitícola de tradición, era una gran desconocida.

Con el tiempo, Valduero ha incrementado el volumen y la calidad de su producción, alcanzando en la actualidad 200 hectáreas de viñedo propio de Tempranillo, con la cual se producen Crianzas, Reservas y Grandes Reservas.

En el 2000 desarrollaron una nueva bodega con un particular diseño. El objetivo fue maximizar la calidad técnica respetando a la vez los tradicionales métodos de elaboración.

Se ha construido excavando tres túneles bajo una montaña, dedicados respectivamente al tratamiento en depósitos de acero inoxidable, al almacenaje de barricas y a botellero. Actualmente tienen un total de 3 mil 500 barricas de roble americano y con un millón de botellas en guarda.

“La mayoría de los Reserva y Gran Reserva, dice, reposan en nuestra antigua bodega durante el periodo de envejecimiento en roble. Se trata de una casa del siglo XVII, localizada en el centro de la villa, con una galería a 40 metros de profundidad y casi mil metros de longitud, donde se alinean más de mil 500 barricas en las mejores condiciones de temperatura (14º C) y de humedad (75%).

“Nuestros vinos guardan buena parte del espíritu de la tradición francesa, que a veces pareciera que se quiere olvidar, pero que ha brindado vinos antológicos. La sensibilidad y el talento de las mujeres están asimismo presentes en su hechura, lo que da por resultado vinos complejos, llenos de matices, en diálogo directo con la barrica”, dice el especialista oriundo de Ribera del Duero.

TAMBIÉN HAY RANGOS

Hoy Ribera del Duero tiene más de 270 bodegas y va para más. Las grandes empresas como Torres, Faustino, Freixenet y Codorniz han volteado la vista, con razón, hacia esas latitudes, subraya González.

“Hay una riberitis entre los consumidores, incluyendo a los mexicanos. Todo lo que suena a Ribera del Duero apunta a un consumo, del mismo modo en que hubo una inclinación por la nobleza; todo lo que sonaba a Marqueses era signo de una compra segura.

“Creo que en ese sentido, mercados como el mexicano tendrán que abrirse más a otras opciones. España tiene en México un mercado natural por la historia y el idioma y muchas bodegas de diversas regiones están tratando de abrirse paso con sus productos.

“En nuestro caso no buscamos una distribución masiva. Nuestros vinos representan una gran inversión en producto, tiempo y trabajo. No queremos que ni un detalle en los corchos los arruine. El que pide una botella de Valduero lo hace con la conciencia de disfrutar un vino espléndidamente elaborado. Nuestra exigencia llega a tal punto, que en un futuro la idea es dejar de elaborar Crianzas y dedicarnos en exclusiva a los Reservas y Grandes Reservas”.

Valduero exporta actualmente a más de 30 países en todo el mundo, concentrándose 70% de la producción en España. En 1996, la empresa inició una importante expansión hacia la Denominación Toro. Adquirió 56 hectáreas que fueron plantadas con la típica variedad tinta de la zona, Tinta de Toro.

“Queríamos consolidar nuestra oferta de vinos de calidad con una gama de vinos jóvenes que, debido a las características del suelo, clima y tipo de uva, no podemos ofrecer en Ribera de Duero”, dice González.

El resultado son vinos “atléticos”, como los describe el especialista, donde los aromas y los sabores cobran potencia en juegos que entusiasman a los paladares jóvenes, como ocurre con el Val Viadero, frutal y fresco, con un intenso color a fresa profundo y brillante, y concentrados aromas frutales; así como el Val Viadero Barrica, expresivo y complejo, con crianza en barrica que se traduce en aromas mentolados y tueste de café, en sintonía con brillante color rubí.

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