viernes, 19 de marzo de 2010

Borsao y el imperio de la Garnacha


ALBERTO FUENTEGRIS

Una de las regiones españolas de mayor realce en el panorama vinícola actual es sin duda Campo de Borja, que definida merecidamente como “el imperio de la Garnacha” repunta cada día mayor prestigio, contando con espaldarazos merecidos como el del crítico José Peñín, máxima autoridad en el campo de los vinos de ese país.

Establecida como Denominación de Origen en 1980, Campo de Borja tiene un patrimonio vitícola muy rico en cuanto a la variedad garnacha: los viñedos más antiguos datan de 1145 y de las 5 mil hectáreas de esta uva, más de 2 mil tienen edades comprendidas entre 30 y 50 años. Sus producciones son bajas, pero inmensamente apreciadas enológicamente, por la complejidad estructural y aromática que proporcionan a los vinos.

Agrega que la variedad de suelos y microclimas amplían el universo de caracteres y matices en torno a esta uva. La zona baja, de suelos pardo-calizos, brinda vinos cálidos, potentes y muy aromáticos. La media, con suelos cascajosos y arcillo-ferrosos, ofrece caldos muy complejos, intensos, estructurados y carnosos. La zona alta, en las estribaciones del Moncayo, produce vinos finos, sutiles y elegantes.

Precisamente este último punto, reducto privilegiado de la DO, es hogar de Borsao, una de las bodegas emblemáticas de la región imperial.

Si bien los antecedentes de la ciudad de Borja nos transportan a los inicios del Paleolítico, no es hasta el siglo IV antes de Cristo cuando gracias a las fuentes escritas clásicas y a la numismática podemos conocer el nombre que ostentaba esta población: Bursao. El progresivo paso por Bursao de las civilizaciones romana, hispano-visigoda y musulmana, nos ha legado retazos de su arquitectura y, sobre todo, la inclinación natural de sus gentes a la agricultura y en particular al viñedo.

No menos importante fue la implantación de técnicas artesanas que, aún hoy día, perduran como testimonio vivo de la riqueza cultural de la antigua Bursao, hoy Borja.

El origen de la bodega se remonta a 1958, fecha de fundación de la Cooperativa de Borja, precursora de la marca Borsao. En 2001, Borsao pasó de ser una marca comercial a tener su propia personalidad jurídica con la creación de la sociedad Bodegas Borsao, que integra a las Cooperativas de Borja, Pozuelo y Tabuenca.

Campo de Borja es una D.O. que atesora entre sus vinos auténticas joyas entre las cuales la variedad garnacha alcanza todo su esplendor. Sus vinos tintos monovarietales están gozando de un amplio prestigio en todo el mundo por su muy definida personalidad, calidad y complejidad que los convierten en algo único. En esta D.O. están igualmente autorizadas las variedades Tempranillo, Mazuela, Cabernet, Merlot y Syrah en tintas y Macabeo, Chardonnay y Moscatel, en blancas.

En el caso específico de los tintos, destacan los monovarietales de garnacha, así como los que combinan esta variedad con Tempranillo, Cabernet, Syrah y Merlot. Son vinos que destacan por sus intensos aromas frutales y florales, de paladar carnoso, con carácter sin dejar por ello de mostrar grandes rasgos de modernidad.

En Campo de Borja se ha llevado a cabo en los últimos años una revolución tecnológica y una acertada estructuración del viñedo, unido a la incorporación de enólogos de prestigio internacional.

EXPRESIÓN MAESTRA
Cuatro tintos memorables de Borsao son el Clásico Joven, Joven Crianza, Selección Joven y Reserva Selección.

El Clásico Joven es el producto más internacional de esta bodega. Posee un aspecto muy limpio, con un intenso color guinda y tonos violetas. En nariz se aprecia un profundo aroma a fruta madura con tonos florales. Ya en boca es un vino con cuerpo y un tanino agradable, en perfecta armonía con su acidez, lo que proporciona un caldo rico en matices de frutas rojas con tonos especiados, típicos de la garnacha de calidad. Además posee un retronasal que devuelve las sensaciones olfativas de su juventud, y un postgusto largo y complejo. Su composición es 70% Garnacha, 20% Cabernet Sauvignon y 10% Tempranillo.

Con relación al Joven Crianza, se trata de un vino de color rojo cereza con toques granates y un fondo de rubí elegante y profundo. “En nariz percibimos una gran intensidad en la que se combinan los tonos afrutados y varietales con la vainilla y los taninos suaves del roble. Es intenso en boca, carnoso y bien estructurado, con un postgusto amplio y agradable. Su composición es 60% Garnacha, 20% Tempranillo y 20% Cabernet Sauvignon.

Borsao Joven Selección, buque insignia de la bodega y símbolo de una nueva filosofía: la de la calidad. De aspecto limpio y color rojo guinda con matices violeta. Un vino joven con cuerpo y con los sabores especiados típicos la uva crecida a la sombra del Moncayo. En nariz se aprecia un profundo aroma a fruta madura con tonos florales. Posee además un retronasal que evoca fielmente su juventud y una complejidad en el postgusto difícil de igualar”, precisó sobre este producto 70% Garnacha, 20% Syrah, 10% Tempranillo.

Por su parte el Borsao Reserva Selección, pieza estelar de la gama, es vigoroso, rico en alcohol pero sin anular los olores y sabores afrutados que aportan los suelos de la región. El potencial de nuevas variedades hasta hace poco minoritarias contribuyen a reforzar la longevidad de estos tintos criados en madera, compuesto en este caso de 55% Garnacha, 30% Cabernet Sauvignon y 15% Tempranillo.

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